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El romero es una de mis plantas predilectas, he hablado en otras ocasiones de él en este blog. También le dediqué un monográfico de dos horas hace ya unos años… y es que siento una auténtica pasión por esta planta que crece contra viento y marea en muchos lugares de nuestro país.
He vivido en distintos lugares y es una de las plantas que más me interesa encontrar en estado silvestre cerca de mi. Es además la planta que más veces he destilado.
He tenido el gusto de intimar con el romero de Mallorca, con el de la Sierra de Gredos y ahora con el de la Costa Brava.
Es interesante observar y apreciar los matices de esta planta en función del lugar donde crece.
Hay una palabra francesa que me encanta pero que no tiene una traducción exacta de lo que transmite su significado, esa palabra es “terroir” y se refiere a lo que es propio de una región concreta en relación con producciones agrícolas.
La definición de este concepto es la siguiente:
«Un espacio geográfico delimitado definido a partir de una comunidad humana que construye a lo largo de su historia un conjunto de características culturales distintas, saber y prácticas, fundadas en un sistema de interacciones entre el medio natural y los factores humanos».
Como ejemplo para que se entienda sería las anchoas de La Escala, los cogollos de Tudela o los pimientos de Padrón…etc
En Francia se empieza a utilizar este concepto para diferenciar producciones artesanas de aceites esenciales procedentes de plantas propias de una región. Por ejemplo se puede hablar de aceite esencial de “Terroir” cuando nos referimos a producciones artesanas de aceite esencial de lavanda en La Provenza, lugar donde se cultiva desde el siglo XVIII, actividad muy vinculada a la vida humana y su cultura en esta región.
Me gusta este concepto y en España me gustaría que fuéramos valorando las producciones de aceite esenciales desde esta misma perspectiva.
Desde mi punto de vista este concepto es muy interesante, aparte de muy importante, si buscamos una experiencia genuina con los aceites esenciales.
Así que hoy voy a hablar diferentes aceites esenciales de romero procedentes de lo que bien podríamos llegar a denominar “Terroirs” españoles.
He elegido los siguientes porqué son los que conozco bien: Mallorca, Sierra de Gredos, Costa Brava.
Es en Mallorca donde pude destilar por primera vez romero.
La isla ofrece un entorno natural maravilloso y variado. En una ocasión pude destilar el mismo día dos romeros distintos, uno que recolecté en zona montañosa en la Sierra de Tramuntana y el otro en la costa.
Los romeros que he encontrado en Mallorca suelen dar flores de un color azulado que varía entre el azul claro y el azul más intenso, en alguna ocasión podemos encontrar flores de color lila pálido.
El tamaño de la planta puede ser muy variado en la isla, encontramos desde plantas muy rastreras a plantas arbustivas de 1,5 m de alto.
La diferencia aromática entre ambos aceites esenciales es bastante notable.
El aroma del aceite esencial que obtuve de la planta recolectada en la Tramuntana es intenso y especialmente alcanforado. El frescor que desprende es duradero y se percibe principalmente en las vías respiratorias altas, en la frente y en la garganta. Es una aroma algo abrupto al igual que el entorno donde crece. Predomina una sensación de verticalidad, es decir el movimiento que podemos describir es hacia arriba. El elemento aire también está muy presente.
A pesar de dedicarle una olfacción prolongada observo pocos matices en su aroma.
Resulta muy vivificante, despeja y clarifica la mente.
El aceite esencial que obtuve del romero costero también es refrescante, es una característica propia de los romeros, sin embargo ese frescor no es tan intenso y el aroma tiene una distribución mucho mayor. Se percibe en las vías respiratorias altas pero también en los pulmones y en la boca del estómago. La esfera digestiva se activa rápidamente, aumenta la salivación de forma clara y la sensación corporal a nivel de temperatura es más cálida. Me resulta algo más “amable” que el romero de la Sierra de Tramuntana, sin duda más luminoso y con una expresión de su carácter más compleja y versátil.
El lugar donde recolecté la planta es uno de los rincones que más he explorado. Se trata de la Punta de N’Amer, está situada en la costa noreste de la isla, y es una “Área Natural de Especial Interés”. Es una zona expuesta a los vientos costeros, maravillosamente salvaje donde las rocas calcáreas son pacientemente esculpidas por el mar.
Recuerdo especialmente una meditación olfativa durante la cual percibí claramente la acción de este aceite esencial sobre la memoria, pero concretamente lo que me vino es que actuaba sobre memorias celulares y memorias transgeneracionales.
En la Sierra de Gredos tardé un poco en localizar una estación de romeros, pero la espera mereció la pena. La Sierra me sorprendió con un romero de flores más bien rosadas con un inesperado aroma alimonado.
Pude observar una gran diferencia en el tamaño de la planta, aquí me encontré con unos ejemplares preciosos y enormes. En esta zona las lluvias pueden ser muy abundantes en otoño y en primavera aunque los veranos sean extremadamente secos y cálidos. Observé además que las hojas son más “ligeras”, más finas y estrechas. El color también tira hacia un verde algo grisáceo según la época del año.
Reconozco que me obsesioné un poco con su aroma que me resulta intrigante, sus notas cítricas algo similares a la citronela me despistan. Decidí destilarlo con la idea de que me revelará alguna información más, pero curiosamente esas notas no se perciben tanto en su aceite esencial. Tengo pendiente realizar un análisis, así que por ahora tengo que conformarme con el «análisis» olfativo de este aceite esencial.
Las olfacciones prolongadas que he realizado con este aceite esencial son especialmente gratificantes. Refleja bien la magia del lugar. Lo recolecté en una zona donde la altitud ronda los 800 metros. Se encuentra en un entorno lleno de magia, cerca de ahí encontramos un torrente donde se esconden pozas y charcas de aguas cristalinas, auténtico oasis de frescor en verano, una irresistible invitación a bañarte en sus vivificantes aguas de color esmeralda.
El aroma es muy equilibrado y armonioso. Me resulta muy diferente de otros aceites esenciales de romero españoles donde el alcanfor es más marcado.
El aceite esencial que obtuve del romero en Gredos merece que le dediquemos un tiempo de olfacción un poco largo para apreciar toda su riqueza. El efecto refrescante es más atenuado si lo comparo con los de los dos aceites esenciales de Mallorca. Poco a poco el frescor va dejando paso a unas notas florales, delicadas y algo dulces. Esas notas alimonadas aparecen discretas pero se hacen presente al cabo de un rato.
De todos los romeros que he destilado es el más «amable».
Es un romero sin duda impregnado por la energía de los elementales de Gredos. Recuerdo esas preciosas libélulas azules revoloteando por las pozas, como hadas del bosque.
Recién llegada en la Costa Brava, en realidad diría “recién devuelta o de vuelta”…no he podido resistir la tentación de visitar un lugar que descubrí hace dos años donde el romero crece en abundancia. Recuerdo que me llamó la atención el color de las flores, principalmente blanco. La sensación visual es muy diferente y el aroma tiene mucho en común con los romeros de Mallorca, y no es nada sorprendente dado que el entorno es bastante parecido.
Aún no he podido destilar el romero de esta región, pero lo haré. Así que para poder explorar el aceite esencial “empordanés” he contado con la complicidad de Oriol y Frances de EsenciesCat. Desde aquí mil gracies por este tesorito destilado con mucho cariño y mimo en la destilería de Pontòs.
Es, desde mi punto de vista (¡más bien desde la punta de mi nariz”), el más refrescante de todos. La olfacción me trasladó a una casa espaciosa, y me sentí como si estuviera mirando por una enorme ventana con un cristal muy limpio que daba a un paisaje muy despejado bajo un cielo intensamente azul y luminoso.
Observo que el aroma se asienta principalmente en la cabeza y en los hombros. Al cabo de un rato siento como me invade una sensación de frío intenso, casi recordándome el efecto “frio” de la menta piperita.
Termino la olfacción congelada pero con una sensación de claridad, luminosidad, frescor, sensación de despeje y reseteo mental.
Pienso: “No hace falta sumergirme en un cubo lleno de hielo! ¡Basta olfatear este romero!
Los rincones en la Costa Brava donde crece el romero pueden ser muy variados, pero cierto es que el cielo barrido por la Tramuntana y la luz tan intensa y peculiar que lo inunda son indudablemente un sello que caracteriza este “Terroir”.
Cuanto más me sumerjo en la práctica de las olfacciones más tomo consciencia del vínculo que se crea con la planta a través de su aceite esencial.
El aceite esencial va soltando sus «prendas» y ese desnudarse ante nuestra indiscreta nariz es absolutamente mágico y gratificante. Ir intimando con un aceite esencial y con la planta del cual procede es también intimar con uno mismo. Al igual que el aceite esencial se va revelando uno también se encuentra con la posibilidad de revelarse a sí mismo.
Llegar a la propia “desnudez” tal vez sea el prometedor «efecto secundario» de esta enriquecedora práctica olfativa.
En este caso «desnudarse» se refiere a la posibilidad de llegar al conocimiento de lo que esconden las formas, todas y cada una de las formas.
Nota acerca del quimiotipo del aceite esencial de romero español:
El aceite esencial de romero producido en España es en la gran mayoría de casos rico en alcanfor (borneona). Sin embargo el porcentaje de esta molécula puede variar notablemente.
En alguna ocasión me ha llegado algún aceite esencial de romero curioso, recuerdo en particular uno destilado por Savia Ibera en Huesca cuya analítica indicaba un porcentaje casi igual de alcanfor y de 1,8-Cineol (+/- 14 y 15% respectivamente).
Existe otro romero en la península ibérica muy bonito poco conocido, es el quimiotipo mirceno. Este se da en particular en Portugal, pero lo más seguro es que encontremos esta raza química también en España, probablemente en Extremadura y en Galicia.
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Gracias Antonia por tan bellas e inspiradoras experiencias.
Gracias a ti Lluis por leerme!