La resina de Guaiaco (Bulnesia sarmientoi) forma parte del segundo ciclo de olfacciones dedicado a las resinas, y me alegro haber pensado en su aceite esencial para este viaje explorativo.
Descubrí esta resina hace unos 15 años y la usé en un par de ocasiones para formular un perfume sólido. Y en eso quedó nuestro encuentro.
Ese primer contacto me hace pensar en esas ocasiones en las cuales se cruza una persona en tu vida que te parece bella, interesante, amorosa y con la cual compartes un momento rico y nutritivo pero los caminos tan solo se cruzan por un breve instante. Te quedas con un bonito recuerdo y sigue la vida. Pasan los años y te reencuentras con esa persona, y decides que forme parte de tu vida.
Es exactamente lo que ha ocurrido al reencontrarme con el exquisito y reconfortante aroma de la resina de Guaiaco. A pesar de lo mucho que me gustó al descubrirla no llegó a formar parte de mis “imprescindibles”. ¡Ahora ya sí!
Después de dedicarle tiempo a través de las meditaciones olfativa puedo afirmar que su aroma es un bálsamo para el alma, relaja profundamente, reconforta y aporta consuelo.
Describir un aroma es siempre difícil, los descriptores resultan útiles para dar un idea de su registro, pero desde luego es imposible traducir con palabras la identidad de un aroma, su singularidad. No podemos poner palabras a “eso” que es la suma de todos los descriptores, solo podemos sentirlo a través del cuerpo y concretamente gracias a nuestro olfato. Curiosamente en francés oler y sentir se dice igual: “sentir”.
El aroma de la resina de Guaiaco es dulce, rico, amaderado aunque algo floral, empolvado con un toque picante y ahumado. Resulta encantador (me gusta más la palabra francesa “envoûtant”), incluso diría magnético / adictivo.
En las olfacciones observo que es particularmente delicado. Hay algunos aromas que entran de golpe, incluso a veces de forma violenta, hay aromas que fácilmente toman posesión de tu sistema olfativo y lo invaden. Aquí nada de eso, el aroma llega envuelto de dulzura, de delicadeza y no es tan evidente darle una localización concreta en el cuerpo, aunque en mi parece acomodarse en la garganta y en las encías.
Más bien diría que es envolvente, fácil, amable.
Rápidamente noto que los pensamientos se hacen escasos, suspiro varias veces y bostezo. Me relajo profundamente y me siento adormecida. Me dejo llevar por lo que me parece una caricia aromática rica y reparadora. La sensación de disfrute es máxima.
Disfruto intensamente a través de las sensaciones que mi propio cuerpo me regala al dejarse penetrar por un aroma bien intencionado. ¡Qué vivencia tan curiosa y misteriosa!
Ocurre a veces que no queremos ni podemos ser consolados o no siempre podemos recibir esa tan necesitada caricia, ese abrazo reconfortante, esa mirada amorosa.
Si es así, tal vez el aroma de la resina de Guaiaco nos sirva de suplente.
Lo recomendaría a aquellas almas que son como animalitos asustados, hiper-reactivos (survoltés), con la sensibilidad a flor de piel (les “écorchés vifs”).
Es un aroma que puede ayudarnos a recuperar la confianza en otros y a abrise de nuevo a lo dulce y amable que la vida también nos ofrece.
Bien podría ayudar a calmar aquellos sistemas nerviosos que funcionan en “modo alerta” por defecto.
Algo más acerca del Guaiaco y de su aceite esencial
Este árbol es originario de América Latina, lo encontramos en Paraguay, Argentina principalmente.
Pertenece a la familia de las Zigofiláceas.
Su nombre significa “árbol de vida” y también se le llama “Palo santo” aunque no debe confundirse con la madera de Palo santo que quemamos (Bursera graveolens).
Su madera es densa y sólida, se usa para la fabricación de muebles, en marquetería y bizutería. La madera también se ha usado para fines medicinales concretamente para tratar la sífilis y para enjuagues bucales (¡Entiendo por qué tuve muy presente mis encías durante la primera olfacción!)
El aceite esencial se usa principalmente en perfumería, pero se le atribuyen propiedades terapéuticas interesantes: alivia el dolor osteo-muscular (es analgésico y anestésico local*), es un tónico venoso y favorece la cicatrización. En cosmética además de perfumar agradablemente nuestros preparados cuida la piel y previene su deshidratación.
En su composición bioquímica predominan los sesquiterpenoles (bulnesol, guaiol, guaiacol).
Su textura es semi sólida, parecida a la de un ungüento. Hay que calentarlo un poco para poder manipularlo más fácilmente.
Para disfrutarlo puedes prepararte un perfume sólido sencillo y mimoso con manteca de karité desodorizada, sin más. (15% de Guaiaco y 85% de manteca de karité).
Para este viaje explorativo he usado el aceite esencial de Guaiaco de la Mi Cosmética Casera. ¡Agradecida!
Si quieres regalarte un mimo especial puedes adquirir esta joya aromática en su tienda online.
Referencias científicas:
* The selective capsaicin antagonist capsazepine abolishes the antinociceptive action of eugeno and guaiacol : https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/9126180/